martes, 24 de junio de 2014

HOMOFRAGILIS: UN LLAMADO A LA ACCION





Antecedentes

Desde hace ya varios años, un pequeño grupo interdisciplinario se ha dedicado al estudio de la persona en nuestra sociedad. La motivación del grupo ha sido la percepción del ser humano como una persona sin armas frente al monstruo del progreso, convertido en una víctima, a veces de los elementos de la naturaleza, a veces de quienes poseen dinero, el poder, la información o los elementos de violencia. La conclusión es que el hombre es de por sí un ser frágil, que no tiene mayor defensa que sus capacidades, por lo que dependerá de él si las desarrolla o no. Víctor Montiel lo expresa de este modo:

¿Quién es el hombre frágil de nuestro tiempo?
Es quien se enfrenta a la globalización no estando preparado para ella.
Es a quien se le presentan los retos cuya visión limitada no le permite resolver.
Es quien deja a los demás la respuesta, independientemente de que le sea conveniente o no.
Es a quien la mediocridad limita y retroalimenta el círculo vicioso que le impide avanzar.
Es a quien la falta de información y de interés por ella, lo convierte en indeciso y escaso de identidad.
Es quien proyecta su ignorancia a través de la impulsividad.

Es quien a pesar de tener opciones no quiere verlas, por múltiples factores,
los cuales van desde la ignorancia provocada o intencional, la apatía, la comodidad,
el sometimiento, la falta de interés por los demás…
Deja su capacidad de decisión a otros.
Es quien se deja manipular por lo que le es más sencillo de entender.
Es quien no conoce su pasado y quien difícilmente puede ver el futuro a largo plazo,
es el impaciente que busca beneficios prontos pero efímeros.

En México, atravesamos por una severa crisis de hombres frágiles,
desgraciadamente, no por su escasez, sino porque cada día son más quienes convierten al país
en una sociedad vulnerable frente a quienes intentan manipular sus ideas.
Hemos permitido que cambie nuestra forma de pensar tanto
como a los intereses de otros convienen; mientras la mayoría piense de tal o cual forma
y lo exprese así, mientras no tengamos la conciencia de lo que somos
ni todas las visiones de un mismo tópico, carecemos de identidad.
Y defenderla es nuestra mayor fortaleza.

Desconocemos el placer de discutir un tema con conciencia,
de poseer elementos para convencer sin fanatismos.
En cambio, al que piensa diferente a nosotros lo consideramos contrario,
y con los contrarios no se discute, se impone o se intenta someter.

La información es nuestra arma;
la tolerancia y la apertura a nuevas ideas, nuestra mejor estrategia para utilizarla;
defender nuestros ideales de justicia social o inclusive cambiar de opinión
hacia lo que es mejor para la mayoría con el fin de alcanzarlos,
la batalla ganada.


Durante estos años, las reuniones del grupo interdisciplinario ha estudiado esta situación del hombre frágil, llegando a las conclusiones siguientes:

1.    El ser humano en nuestro país tiende a perder de vista su responsabilidad individual por su propia persona; se limita a responder a las demandas que se presentan hacia la colectividad por parte de gobernantes y de los instrumentos de la mercadotecnia, de tal manera que considera en grandes núcleos que su vida está determinada por decisiones de otros.

2.    Las acciones del gobierno o de organizaciones altruistas plantean la perpetuación de esta dependencia colectiva, contribuyendo a ocultar la posibilidad que tienen los seres humanos de adquirir una personalidad definida o de evolucionar hacia tener la calidad de seres autónomos con un plan de vida propio.

3.    Tanto los movimientos políticos como los planteamientos empresariales están orientados a la captación y sojuzgamiento moral de los individuos humanos dentro de un sistema de mercado en el que los valores son impuestos por quienes detentan el poder y buscan perpetuarse en él.

4.    Tanto los sistemas educativos como las reglamentaciones de la vida comunitaria plantean visiones mentirosas y muy limitadas de la convivencia social, entorpeciendo el florecimiento y avance de los procesos del desarrollo humano como no sean para las tareas impuestas desde fuera.

5.    Esta situación tiene a perpetuarse, a veces a través de un populismo mentiroso y casi siempre a través de una intromisión excesiva en la vida de los individuos y de las familias.

Ha sido la función de este pequeño grupo descubrir las verdaderas causas de nuestro atraso económico, de nuestra incapacidad de competir, tanto entre nosotros mismos como en otros escenarios, causas que son de un atraso creciente en la mayor parte de la población de México, medido en términos del progreso individual que lleva a los verdaderos cambios creativos en las comunidades humanas. Estas consideraciones han sido motivo de que el trabajo de nuestro equipo incluya conferencias, ensayos escritos, transmisiones en podcast y otros medios de difusión a los que tenemos acceso limitado.

Ahora aspiramos a presentar, por lo tanto, una iniciativa general para las acciones de los diferentes grupos profesionales y comunitarios a los que tenemos acceso, con el fin de abrir la perspectiva del cambio a través de acciones individuales y grupales que no dependan de intereses que no sean el humanismo que anima a nuestro grupo. Podemos señalar un primer proyecto para conocer el escenario legal de nuestro tiempo, con una primera propuesta.

ESTUDIO JURÍDICO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA EN MÉXICO

Justificación

A lo largo de los últimos sexenios presidenciales, los niños y los adolescentes se han convertido nuevamente en el foco de atención de gobernantes y gobernados. Se han presentado muchas circunstancias de daño hacia ellos, de fuentes tan diversas como los mismos miembros de la familia, los maestros y compañeros de escuela, los delincuentes (narcomenudistas, compañeros de escuela llamados “bullies”) y no pocos agentes de la policía y fuerzas armadas. Lo que era un cuestionamiento acerca de su entrada prematura al mercado laboral se ha convertido en una sensación de escándalo cuando se refieren a la explotación de niños y niñas en actividades laborales inapropiadas y destructivas, llegando al punto de verlos como un objeto de explotación y de prostitución.

Por otra parte, se han ido reiterando los resultados consistentemente pobres de un sistema educativo basado en la memorización de datos y tristemente escaso en los ejercicios de pensamiento secuencial, lógico y de reflexiones para solucionar problemas y mucho menos de un ejercicio de creatividad creciente, aun en la población de sobresalientes, que se expresaría con una formación educativa que la llevara a metas más altas.

En este panorama de atención concentrada en la población infanto-juvenil, en la que predomina el escándalo por los excesos y por lo que no hay, por encima del entusiasmo que podría haber en los estímulos reales de la educación, caemos nuevamente en la denuncia, en la protesta, en la fantasía idealizada y en las iniciativas parciales que no resultan ser más que parches en una llanta que ya no rueda hacia ninguna parte.



Objetivo

En este panorama de acciones legislativas, dizque educativas, supuestamente judiciales y, según los discursos, generadoras de cambios en el pacto social de este país, ya no se sabe, a nivel de divulgación social, qué es lo que sí hay o no hay, qué es lo que se ejerce o impide, y qué esfuerzos son los que están redituando  verdaderos cambios de lo informado a lo formativo y de lo dependiente a lo independiente.

Por lo tanto, el primer objetivo de este proyecto es realizar un estudio cuidadoso de las leyes y reglamentos que abordan, protegen y ofrecen oportunidades a los niños y adolescentes de este país para llevar a cabo las tareas de su desarrollo hacia la realización de sus potenciales verdaderos.

Como corolario de este objetivo principal, deberá hacerse un análisis crítico de los programas que se deriven del objetivo principal, calificando con la mayor objetividad posible, no sólo los resultados de los programas, sino las razones que los han hecho triunfar o fracasar.


Programa

La agrupación Homofragilis es una organización no-gubernamental formada por profesionistas destacados de diferentes disciplinas, cuyos esfuerzos colectivos utilizan los considerables conocimientos y la larga experiencia que tiene cada uno de los participantes, y que han servido para plantear materiales de reflexión, iniciativas de acción y evaluación de resultados en las distintas participaciones que, tanto en lo personal como en lo colectivo, se han compartido con el público en general.

Esta agrupación tiene, además, contactos con otros profesionales y sociedades gremiales, que permitirían reunir tantos participantes como sea necesario para realizar los objetivos señalados arriba. Homofragilis se puede constituir, por lo tanto, en la coordinadora central de un programa de investigación social que finalmente apunte hacia la divulgación de ideas y proyectos de los que el país puede beneficiarse grandemente.


UNA NUEVA CRUZADA

La continuidad en la acción

No es posible que un solo grupo pueda desarrollar acciones suficientes para recuperar la salud mental de nuestra población. Lo que presentamos es una iniciativa que comienza con el estudio interdisciplinario de la legislación existente que afecta a los niños y adolescentes, labor al mismo tiempo de investigación académica y de divulgación para procurar enriquecerla. Los siguientes pasos tendrán que ser, plantear la acción de individuos y grupos en todos los ámbitos del país para acrecentar gradual pero continuamente, la conciencia que cada individuo pueda tener de su propio desarrollo.

Así nos damos cuenta, al mirar a nuestro alrededor y observar las conductas establecidas, automáticas, en la población en general, que podemos descubrir la enfermedad social que nos aqueja, que está hecha de prejuicios que ejercemos sin pensar:

1.    La pobreza es obligatoria. Por todas partes, hay grupos de población que se acogen a programas gubernamentales y altruistas, provocan reacciones de culpa y reclaman la perpetuación de la dádiva. Nadie pregunta a los receptores de docenas de estos programas, qué aportan para dejar de ser pobres, hacia dónde va su desarrollo como individuos y qué dan a cambio de lo que reciben. No se confronta a estos seres humanos con la responsabilidad que tienen por sí mismos, ni se condiciona la ayuda a la demostración, con hechos, de que quien recibe hace su parte para crecer y desarrollarse con un plan concreto.

2.    El gobierno debe resolver todos los problemas. Aquí nos enfrentamos con que el gobierno no gobierna, sino que aparece como la corporación victoriosa entre varios grupos de vividores o pandilleros, cuyas prioridades son tres: mantenerse en el poder, hacerse ricos empresarios y destruir a sus competidores. El cártel reinante no es absoluto, por lo que tiene que funcionar en alianzas como se pueda. Lo demás es “aventarle dinero” a los problemas, esconder las “transas” y llevar a cabo propagandas, generalmente mentirosas, de lo que ellos suponen que es gobernar. Por eso hay tantos programas y tan pocos resultados; por eso hay mucho alboroto y poca sustancia en los programas; por eso los grandes núcleos de población están alerta a cada dádiva nueva: no se les vaya a escapar la oportunidad.

3.    La comunicación social está a nuestro servicio. El enorme desarrollo de la comunicación electrónica es visto como instancia favorecedora del desarrollo de los individuos y de los grupos. En México, dadas las instancias de patología social señaladas arriba, constituyen una nueva fuente de aturdimiento y de escape de la realidad. Hoy en día, lo que sería una socialización facilitada por los medios, se ha convertido en una falta de compromiso con la vida, para ser poco más que un escondedero que favorece el temor al cambio y al compromiso, tanto para el desarrollo individual como para el social. Además, manejado como mercadotecnia, forma parte de negocios de crecimiento explosivo y manipulación a base de modas, o bien de invasiones cada vez mayores de la privacidad.

La historia de cualquier país está asentada sobre los procesos del desarrollo individual. Estamos acostumbrados a que nos hablen de estadísticas y de proyectos de gobierno que abarcan a miles o a millones de individuos. Las noticias y los pronunciamientos políticos, comerciales, educativos, de salud y muchos otros, hacen del ser humano una cifra o parte de un conglomerado amorfo en el que el individuo se pierde. La comunicación social siempre deja de lado al individuo y lo transforma en receptor de mensajes que prácticamente prohíben la conciencia de sí mismo a través de las modas y modos que vende la mercadotecnia.

¿Y el ser humano como individuo? Ya casi no es persona sino suscriptor, usuario o esclavo de un sistema de poder frente al cual no caben los cuestionamientos, y mucho menos la originalidad creativa, la determinación y forma de lo que el individuo quiere dar a su vida.

En nuestras actividades como grupo interdisciplinario, encontramos un común denominador: la búsqueda, conservación y desarrollo de la persona humana como un individuo funcionante, libre en su proceso de desarrollo para emprender los caminos que pueda abrir para su vida, y digno del respeto de los demás en sus decisiones.

¿De qué proceso estamos hablando? De lo que ocurre con cada ser humano desde la concepción hasta la muerte. Sí, hasta la muerte. Todos los seres humanos tenemos la capacidad de evolucionar (crecer, desarrollarnos) a lo largo de toda la vida, hasta que enfrentamos la muerte como el desenlace de nuestra novela.

Nacemos con la herencia genética, que nos ha el catálogo de capacidades que  hemos de desarrollar, si aprovechamos los estímulos y las oportunidades que nos va dando el escenario de vida, nuestros padres, la salud física y mental, y el entorno social, que provee también los instrumentos para crecer, entender, desarrollar y ejercitar la vida. Desde el principio de la vida es posible estimular al sujeto a que tome conciencia de su propio desarrollo.

Quien observa a los bebés puede detectar sus maneras de expresarse desde las primeras semanas de vida. La necesidad del contacto nutricio y protector de la madre les da estabilidad y respuestas a todo lo largo del primer año de la vida. Así pueden establecer relación con otras mamás, con papá como figura constante, con los hermanos y, poco a poco, con otras figuras que habitan su mundo. El conocimiento de su cuerpo le permite compararse con otros, y su manejo lo va llevando a querer adquirir movimientos y destrezas para explorar un mundo que va creciendo de tamaño y complejidad.

Comenzar a caminar, alrededor del año de edad, abre las enormes posibilidades de que su mundo crezca, y que esté lleno de sorpresas por explorar. Al mismo tiempo, hay que aprender a separarse, a funcionar solo, a sentirse individuo, separado de los demás, aunque corra a refugiarse con su mamá cuando le hace falta. La inquietud por moverse sin saber de peligros, el lenguaje que comienza a funcionar con palabras y frases, la expresión de sentimientos totales como risa, berrinches y pataletas, miedos, tristezas, etcétera, van derivando a las interacciones con su propio cuerpo en los intentos de control de esfínteres, o de personas, o de animales o de objetos durante el segundo año de la vida.

Luego sigue el proceso de definir una identidad sexual, que va tomando forma con los modelos que tiene a la mano. El tercer año le dibuja al niño o a la niña las características masculinas y femeninas que van siendo satisfactorias por felicitación o aversivas porque alguien importante las reprueba. Ya hablan, se comunican y aprenden de todos los intercambios con personas, animales y objetos inanimados, gracias a que la fantasía les permite asignarles significados a cada persona, animal o cosa. El niño o la niña se convierten en el centro de atención para sí mismos. Aprenden a convivir en grupo, entrando y saliendo del contacto con otros.

La edad preescolar comienza la sistematización de su funcionamiento social, el ejercicio de la memoria, la curiosidad que lleva al aprendizaje, el pensamiento secuencial que permite diferenciar causas y efectos y las diferentes motivaciones emocionales para buscar el conocimiento. La fantasía les ayuda a plantear escenas concretas, preguntas interminables y actividades exploratorias, incluyendo el ejercicio de la sexualidad.

Cuando se llega a la edad escolar, ya tienen los niños y las niñas una identidad de género establecida, junto con las capacidades anteriores que se ponen en actividad: crecen, aprenden, ejercen sus escalas de valores y saben sujetarse a las reglas para lograr metas concretas del conocimiento y de la convivencia social. El crecimiento de sus cuerpos se acompaña del desarrollo de agilidad, fuerza y destrezas en la medida en que se les ofrecen las oportunidades de practicar, ser competentes y competir. Sus razonamientos, con la ayuda de padres, madres, maestros y familia extendida o amigos, van tomando forma hasta que, a los 9 ó 10 años, despegan con sus propias capacidades de pensamiento abstracto y creatividad.

Con la llegada de la pubertad, la reanudación del desarrollo sexual anatómico y fisiológico, se desencadenan procesos de desarrollo rápido que superan frecuentemente la capacidad del niño o de la niña para asimilarlos: su cuerpo crece rápidamente ocasionando periodos de torpeza en sus movimientos; su cuerpo cambia de formas bajo la influencia de los caracteres sexuales primarios y las hormonas, lo que resulta en las características sexuales secundarias y en la presencia de impulsos de difícil manejo; el pensamiento sufre, generalmente, una aceleración en sus secuencias, dificultando los pasos del conocimiento; las emociones incluyen todo esto, además de la necesidad de diferenciarse y separarse de las figuras parentales.

Todo este proceso del desarrollo, llamado adolescencia, transcurre entre los 11 ó 12 y los 18 a 20 años de edad, dependiendo de las capacidades de cada individuo para caminar en una recta de cambios rápidos, la tolerancia de una familia que piense y permita este transitar sin estorbar o sin exigir que el o la adolescente se parezcan a los prejuicios establecidos. La tendencia a actuar sin pensar, los avances hacia el razonamiento o los retrocesos a la nostalgia por lo infantil, se mezclan en escenas que frecuentemente requieren de paciencia y comprensión, o de la capacidad para no verlas como desafíos a la autoridad o pleitos en los que hay que intervenir.

La segunda parte de la adolescencia, la adolescencia mayor, se distingue porque a lo no deseado o descalificado se contraponen alternativas reales y no sólo rebeldía; las relaciones de amigos adquieren una cercanía más libre y menos posesiva; las relaciones amorosas dejan  de ser experimentos fugaces y se convierten en el paradigma o modelo de la relación deseada mediante idealizaciones y compromisos afectivos. Las exploraciones vocacionales pueden tomar forma para planear y decidir un futuro deseado, o una identidad por lograrse, pues ya se tiene conciencia de lo que cada uno quiere ser. Las preferencias éticas y estéticas se consolidan y se convierten en funcionamiento autónomo en la familia, en el grupo, en la sociedad y en el país. Todo forma parte de la identidad que se tratará de ejercer en la edad adulta.

La edad adulta es otro camino por recorrer. Lo que se ha ido desarrollando y definiendo, se comienza a ejercer y a enriquecer con las experiencias de la adolescencia mayor y se sistematiza su estudio de dos maneras:

1.    Por la edad. Se considera adultez hasta los 40-45 años de edad, madurez hasta los 60-65 años, tercera edad hasta los 75 años, vejez hasta los 85 años y ancianidad después de esta edad. Se manejan estas cifras de acuerdo con las expectativas de vida, la capacidad para el trabajo y la vida autónoma, y el ejercicio de funciones laborales y sociales diferentes.

2.    Por la función social. Al entrar a la edad adulta, se considera que el camino del desarrollo está en términos de las funciones sociales: la carrera profesional y el inicio laboral, la búsqueda y formación de la pareja, el inicio de la familia para la edad adulta inicial. Se va complementando en la edad madura con los avances laborales, económicos y sociales; se incluyen la educación de los hijos y la reanudación del desarrollo de las madres que tuvieron hijos, aunque este aspecto se asume a edades más tempranas, de acuerdo con la liberación de la mujer y su influencia social creciente.

La tercera edad se distingue por la llegada a metas económicas, laborales y jerárquicas. Se van diferenciando funciones entre las ejecutivas y las organizativas o directivas y docentes, complementadas con disminución de esfuerzo cotidiano, retorno a metas pospuestas, jubilaciones, etc. Si hay salud, se siguen viendo personas trabajando en esta etapa y aún en la siguiente.

La vejez puede seguir siendo una etapa de desarrollo de conocimientos y destrezas nuevos, y debe planearse y vivirse como un camino en el que se reúnen los conocimientos, la experiencia real y la capacidad de guiar con juicio para ofrecer lo que se llama “sabiduría”. De todas formas, se requiere que sea un camino en el que estos diferentes talentos se sigan cultivando.
La experiencia clínica señala que la ancianidad puede ser la continuación de la vida, en lugar de ser la espera de la muerte. Si hay salud y lucidez, el anciano ejerce su percepción para aprender, sigue requiriendo de actividad para conservarse y puede continuar ofreciendo conocimientos, experiencia y juicio para quienes se benefician con su sabiduría.

En cualquier momento de la vida es posible que el sujeto se mire, se entienda y asuma su propio desarrollo para poder gobernar su vida.

En nuestras actividades como grupo de estudio, exploramos la diversidad que hay en las teorías del desarrollo y hasta intentamos redactar un comienzo descriptivo de este proceso, pero la experiencia nos mostró que no es ése el problema: todas las teorías del desarrollo científicamente sólidas tienden a lo mismo, a conocer el proceso de llegar a ser lo que elegimos ser, con sus vicisitudes, facilitadores y obstáculos. Lo que falta verdaderamente en muchos individuos, estadísticamente una mayoría considerable de nuestra población, es tener conciencia de nuestra evolución personal.

Esta función de tomar conciencia de uno mismo es lo que hace la diferencia entre ser “cosa” y ser persona en la vida de cada uno. Ser “cosa” es vivir sin pensar, sin tener conciencia responsable del rumbo que lleva la propia vida, o sin diseñar la persona que deseamos ser.

Y no se necesita un aparato burocrático, o una agrupación específica, o que el gobierno regale conciencias de cómo ser. Las comunidades mismas han tenido y siguen teniendo oportunidades, escenarios y métodos para tomar conciencia y estimularla en otros. El grupo nuestro, como otros muchos, ha tenido intervenciones profesionales y resultados en diversos proyectos comunitarios.

Podemos dar ejemplos de estas acciones comunitarias que han sido ensayadas y comprobadas en la práctica. La visión que nos han dado, en nuestros afanes profesionales, la propiciación y evaluación de estas acciones, nos permite ofrecer un surtido amplio de ellas, que pueden ser asumidas por individuos o por grupos para incluir la toma de conciencia, la propiciación y los estímulos para que los mexicanos recuperen la conciencia de su desarrollo como personas y de las acciones que le sirven para lograrlo.

Como ejemplos de estas experiencias podemos citar las siguientes:

1.    Las experiencias de psico-comunidad, que a lo largo de los años han adquirido características especiales en una nutrida y variada serie de proyectos de desarrollo comunitario que se han realizado y que actualmente se llevan a cabo a lo largo y a lo ancho del país por diferentes agencias oficiales y privadas, cada proyecto ahora tecnificado y profesionalizado, casi siempre enfatizando la participación de todos.

2.    La experiencia de haber formulado una telenovela buscando dramatizar las experiencias de toma de conciencia y estímulo para el desarrollo de los individuos. Esta telenovela llevó por nombre “El Bicicletero” y su redacción y producción estuvo a cargo de un grupo de psicólogos coordinados por la Lic. Lilia Cisneros.

3.    La experiencia inicial de la Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil, de haber ofrecido cursos sobre desarrollo normal de niños y adolescentes a incontables grupos de maestros durante varios años, apoyados por la publicación de dos libros, “Desarrollo infantil normal” y “Adolescencia normal en México”, con los que tuvieron una circulación mayor a los 15,000 ejemplares.

4.    La incorporación de cursos sobre desarrollo  psicológico en las residencias de pediatría, en los cursos de trabajo social psiquiátrico, y en las residencias de psiquiatría general. Este esfuerzo no encontró eco cuando se intentó que formara parte de los programas de educación médica de pregrado.

5.    Asistimos algunos de nosotros a la incorporación de esta toma de conciencia del desarrollo individual a través de programas institucionales como los ofrecidos en las clínicas de adscripción al IMSS y del ISSSTE, describiendo las tareas y los parámetros del desarrollo a grupos, desde niños hasta derechohabientes de la tercera edad. Lo que se llamó Psiquiatría Comunitaria ha llegado a ser Educación para la Salud, con frecuencia refiriéndose al proceso de desarrollo de cada persona.

6.    Hemos observado y asesorado a grupos de organizaciones de servicio laicas y religiosas que han llevado a cabo actividades tendientes a una toma de conciencia y estímulo del desarrollo individual en toda clase de programas de servicio comunitario transitorio; campamentos, retiros y otras actividades diversas.

7.    Entre las actividades de Homofragil se encuentran ya las presentaciones y divulgaciones de materiales de esta cruzada en los medios sociales electrónicos. Lo mismo sucede con aquellas agrupaciones profesionales que incluyen entre sus funciones la atención a estos procesos.

8.    En muchas escuelas oficiales y privadas, los programas de Escuela para Padres florecen y toman auge mientras hay conciencia grupal de las asociaciones de padres de familia, convirtiéndose en grupos de autoayuda, sobretodo, cuando hay que enfrentar problemas concretos como “bullying”, las drogas o el alcohol, o bien alguna otra manifestación de patología social.


LA CRUZADA

Nuestro pequeño grupo propone una sencilla cruzada: enseñar a aquellos individuos y grupos, con los que tenemos contacto, a tomar conciencia de que cada persona recorre un camino de desarrollo; que este desarrollo no depende de lo que se recibe, sino de lo que se emprende; que la responsabilidad por la fortaleza o no del carácter para enfrentar la vida es de cada persona; finalmente, que el destete, o el camino de la dependencia a la independencia, puede doler, pero abre caminos a crear vidas nuevas para quien tiene el valor de vivir la vida como ser autónomo.

La Cruzada que proponemos intenta construir sobre las bases de lo que ya existe. Si nos fijamos, muchos de los programas mencionados como nuestra experiencia siguen vigentes, y se siguen creando. Lo que proponemos simplemente agrega un ingrediente de conciencia individual para enriquecer lo social: cualquier programa de enriquecimiento humano, llámese campaña contra el hambre, o becas, o desarrollo comunitario, o escuelas, o comunidades religiosas, o sindicatos, o partidos políticos, o “anarquistas”, pueden –y deben– incorporar el pensamiento claro de que somos seres humanos en evolución, de que lo que hacemos es nuestra responsabilidad y de que creamos nuestra propia existencia. Este mensaje debería ser claro si las leyes se aplicaran en lo que eufemísticamente se llama “estado de derecho”.


Introducir este parámetro de conciencia del desarrollo es un paso de gran sencillez, pero terriblemente difícil. Será necesario que vayamos mirándonos en nuestros espejos para preguntarnos si sabemos a dónde vamos, como individuos, como familias, como mexicanos y como parte de la aldea global. Cada uno diferente, pero respetable y respetuoso de los demás, para darle forma nueva a nuestra historia, y desatorarla de las imágenes inmóviles del pasado.  

miércoles, 8 de febrero de 2012

EDUCACIÓN Y CONFUSIÓN, O DE CÓMO NOS HACEMOS BOLAS PARA NO CAMBIAR

Durante los últimos sexenios, se han ido agudizando las críticas de muchas fuentes acerca de “la pobre calidad de la educación en nuestro país”, expresión que cotidianamente se usa en diversos contextos para dizque protestar, asignar culpas, demandar soluciones, demonizar a personas y a grupos, sin que finalmente se logre nada. Por el lado oficial, han ido surgiendo programas, excusas, cambios de sistema, premios a los altos promedios, becas y hasta declaraciones mentirosas de que la educación en México esta mejorando.

Este remolino oculta la verdad, y la transforma en una bolita que todos tratan de esconder para acusar al de enfrente de que no está haciendo lo que le corresponde. Los ejemplos abundan:

Los maestros se pronuncian con frecuencia para llamar la atención hacia los procedimientos autoritarios de las autoridades estatales y federales que los tienen en la miseria, pero hacen plantones de protesta de semanas y meses, bien financiados para viajar, sin miedo de quedarse sin el pan de su familia y con muchas comodidades que ni en su casa…

La SEP cita a múltiples autoridades académicas de México y del extranjero para demostrar que su infatigable labor, y la de los maestros, por supuesto, nos tiene a la vanguardia en el mejoramiento de los estudiantes, o repiten sin descanso el coro de la “carrera magisterial” que no sustituye las palancas y las componendas que se usan para trabajar lo menos posible, y pintan un panorama optimista con el sistema de las competencias (la teoría de la moda, traída de Inglaterra), mientras demonizan a sus críticos.

La inefable y respetuosa jerarquía católica, que habla con la lengua dividida al decir que no quiere cambios en la constitución de este país, “pero que si el pueblo pide educación religiosa, el gobierno debe proveerla”. Tienen razón, las leyes en México son la pelota en el deporte más popular: hacer que no cuenten para mí. Al fin ni se dan cuenta los fieles de que los estamos engañando con más atole con el dedo…….

Lo mismo hacen los pandilleros metidos a políticos: ni siquiera se dan cuenta de que las contradicciones tontas, que resultan ser sus declaraciones, se noten, pues dicen lo mismo que hace 15 ó 20 años a favor de la educación, pero poco aportan efectivamente. Los aparatos partidistas se parecen mucho a las pandillas del “crimen organizado”, o ¿no se nota?

Por su parte, las instituciones educativas públicas y privadas se apartan de ver los problemas graves de los malos resultados en la educación básica, pero la modifican poco, no dejan de orientar a la población hacia las licenciaturas como si fueran seguro de empleo, mientras la educación media superior con su gran surtido de oficios técnicos se queda estática, poco práctica y sin recursos para evitar que existan siete millones de “ninis”, los que ni estudian ni trabajan, y nos quedamos sin el concurso suficiente de las carreras técnicas tomadas en serio.

Todos estos temas se tratan y se les da vueltas como si sus contenidos fueran “la mera verdá”. No hay mucha producción de opiniones, y menos de proyectos, que comiencen con un planteamiento verdadero de lo que sucede entre los mexicanos, que nos tiene ciegos ante un mundo que ya nos lleva decenios de ventaja en el desarrollo de poblaciones dinámicas que sí son capaces de ir modificando los movimientos sociales hacia el destino de autonomía, competencia (la de de veras, la de ser competente y competir, como los ingleses),la creatividad y la fuerza que lleva a las comunidades al cambio de vida que no repite la historia, sino que la mueve, la crea cada día.

Pero entonces, ¿dónde está la clave del problema? ¿De qué estamos hablando cuando mencionamos siquiera “el problema educativo de México”? ¿Por dónde comenzamos a enfrentarlo con verdad y conocimiento? ¿Acaso el gobierno, la Iglesia Católica, las escuelas públicas y privadas, los políticos, los maestros y sus lideres no saben lo que están haciendo?

Por supuesto que no. No sólo no se aborda el problema en su origen real sino que se transfiere, se convierte en pelotita y se pasa al que se deje pescar como responsable mientras inventa la manera de pasarle el problemita a otro.

Para comenzar, estamos hablando de educación, el proceso que lleva a los niños, a los adolescentes y a los adultos (si, los adultos también aprenden), a la adquisición del conocimiento y a su aplicación en la solución de problemas, a la creatividad que cambia a la comunidad, y a la productividad que logra obtener satisfactores de diversos tipos para cada persona. Este proceso arranca del nacimiento, tiene etapas conocidas y es la responsabilidad primaria de quienes le dieron la vida al sujeto – los padres. Al provocar la gestación de un ser humano nuevo, adquieren la responsabilidad de convertirse en las figuras que proveen alimento, protección, estímulos para el desarrollo, modelos para que el mismo desarrollo se dé, y todo un mundo que va a ser asimilado, introyectado y que vivirá en el interior de ése ser humano como la base y esquema de su vida, de su seguridad y de su visión del mundo.

Estas experiencias, personas y eventos de los primeros años de vida son tan importantes que se convierten en las maneras que tendrá ése niño o niña de adquirir una identidad, un estilo de relacionarse con el mundo y con cada uno de los sujetos con los que se encuentre. Esta etapa define, junto con su temperamento innato, su nivel de actividad, su búsqueda de conocimientos y experiencias, la facilitación o no de la adquisición de conocimientos y, junto con todo ello, la capacidad de buscar conocimientos, usarlos para resolver la vida y ser capaz de crear cosas nuevas cada día, de expresar lo que se siente y de buscar cambiar lo que lo detiene o estorba.

Si usamos nuestra imaginación, podemos ver fácilmente cómo, aun los viejos, llevamos todavía las formas de vivir que nos enseñaron esos primeros años. Si usamos la memoria, podemos recordar las experiencias que nos han sacado de una etapa y nos han llevado a la siguiente, lo que hemos sentido al lograrlo, la fuerza que tenemos para continuar a una nueva porque así lo decidimos en el ejercicio de nuestra autonomía, de nuestra libertad de ser.

Cuando se crece en medio de temores, ignorancia y sometimiento, los movimientos naturales hacia la autonomía creativa y responsable se ven impedidos, se aprende a dejar que sean otros los que resuelven, a no pensar, ni luchar, ni cuestionar si me dicen la verdad o no. Así, vamos dejando que sean otros los que determinan lo que compramos, lo que pensamos, lo que debemos obedecer, etc. Sin embargo, los mexicanos somos prontos para la transa, la excepción, la palanca o el descuento. Creemos los cuentos de hadas de los políticos, de los curas, de las campañas de ventas o de las limosnas, y tratamos de que todo ello se convierta en derecho, en ley que obliga a otro a que me dé algo sin trabajar, que me siga teniendo como pobre y como usufructuario de sus culpas.

¿Cuál es, entonces, la función de las instituciones educativas en esta olla de confusiones? ¿Cuáles son los instrumentos y los ejemplos de lo que sí se puede hacer para que la educación sea real, y lleve a los individuos a un desarrollo sano, y a las comunidades a salir del marasmo?

Dicho de manera simple, los papás y las mamás lo determinan. Las escuelas seguirán siendo buenas y malas, dependiendo de si son para educar o para lucrar, si abren los horizontes del conocimiento o insisten en una visión tubular que perpetúe la pobreza y el sometimiento. Los gobiernos seguirán siendo inútiles agujeros donde viven los que se roban nuestros dineros, o podrán responder si continuamos presionando, votando con “equis grandotas”. Las instituciones se seguirán defendiendo contra el cambio. Somos las personas, una por una, familia por familia, en pequeños grupos, los que luchamos por dar a los hijos un horizonte de verdad, una oportunidad de crecimiento real, creativo y funcionante. Esta responsabilidad no se transfiere: aun sin darnos cuenta, seguimos transmitiendo mensaje y ofreciendo modelos de cómo ser, de cuál es nuestro plan de vida, de cómo funcionamos solos, en familia, en grupo o en comunidad, independientemente de los “rollos” que decimos, o las mentiras que apoyamos.

Lo que hay en el entorno, bueno y malo, es un material para construir a la persona humana. Esta construcción se realiza a partir de la relación más temprana, que es la del bebé con su madre y con su padre, mediante la percepción detallada y repetida, que se va ofreciendo sin que medien las palabras, sino a través de acciones y reacciones, actitudes y maneras de resolver la vida. Si no tomamos en cuenta estos aprendizajes, los “sermones” de las mamás y los papás son percibidos como lo que son: los “rollos” detrás de los cuales se da la verdadera educación.

Podemos hacer muchos análisis pedagógicos sesudos y sofisticados, pero al final del día la educación proviene de los padres, de las figuras reales y constantes. Lo demás se compra con los impuestos o con colegiaturas, pero no suple la responsabilidad real de los padres frente a sus hijos. También podemos quejarnos de la “maestra” y de los “maestros”, pero no olvidemos que los papás y las mamás son los que enseñan a someterse quejumbrosos o bien a superarse con los recursos propios.

miércoles, 20 de julio de 2011

Elgatopardo del cambio social

Durante las ultimas décadas, ha habido periodos largos en los que se ha incluido una visión científica del desarrollo psicológico del ser humano, ciertamente en la preparación de los paidopsiquiatras, en el programa académico de los pediatras y, con alguna frecuencia, en los programas académicos de los educadores y profesores de primaria. Esta inclusión de conceptos secuenciales del proceso del desarrollo no ha sido constante ni pareja, ya que depende de otras áreas del conocimiento que han ido cambiando de tal manera que el contenido acerca del desarrollo psicológico de la personalidad, o se pierde, o se módica.

Como vivimos en un país que muestra a cada paso y en muchos ámbitos dificultades serias para el progreso del desarrollo de su población hacia metas de autonomía y del ejercicio vital de sus capacidades, una de las necesidades perentorias en todas nuestras comunidades es la de hacer conciencia de esta problemática de inmadurez ignorante para que se pueda movilizar cada individuo, cada familia y cada comunidad hacia una dinámica nueva de maduración emocional y desarrollo de capacidades. Hemos fundamentado en otros trabajos como una gran mayoría de la población de México vive en un sistema medieval de organización social, caracterizado por la existencia de una clase dominante sin cortapisas, (dinero, poder, impunidad), a la que se le agrega una serie de pandillas que pueden llamarse “Partidos Políticos” o “Carteles”, frecuentemente con funciones mixtas o intercambiables; esto hace que el grueso de la población se encuentre inerme ante el ejercicio del poder y las maniobras para conservarlo.

Si consideramos que esta situación social lleva siglos de establecida, debemos señalar que se trata de conglomerados humanos dependientes, acostumbrados a recibir dadivas y a ser explotados, sin la visión clara de cuales son sus posibilidades de crecimiento y con el temor irracional al cambio, que los mantiene en una situación de pasividad, de falta de iniciativas, de apertura a salir del rol asignado y temiendo siempre a perder las “ayudas” que de forma viciada se van transformando en “derechas” que el populismo reinante admite, usa y explota. No existe, en los programas de ayuda, ni el componente programado del seguimiento en términos del desarrollo, ni la búsqueda de la realización seria de las posibilidades y recursos personales de quienes reciben estos beneficios.

Este contrato social de hecho se traduce, a pesar de muchos esfuerzos, en una basta ignorancia acerca de los procesos del desarrollo, si a esto agregamos las fluctuaciones en los programas académicos de médicos pediatras y maestros, el resultado es que los instrumentos, que podríamos tener para buscar un cambio en la conducta social están bloqueados por la ignorancia, favorecidos por la corrupción y explotados por quienes buscan o ejercen el poder mientras la población en general sigue temiendo el cambio, defendiendo las limosnas que recibe sin la conciencia critica que se permita cuestionar una situación de hechos.

Las instituciones gubernamentales, los programas asistenciales y de salud, los cacareados proyectos de asistencia social del sector privado y las agrupaciones que predican el cambio, no incluyen en su visión del universo en que trabajan la inclusión de información, explicación, persuasión y seguimiento del ejercicio de la responsabilidad que tiene cada persona por si misma. Las agrupaciones oficiales y privadas que incluyen en la definición de sus funciones el mejoramiento de sus agremiados (asociaciones, sindicatos, etc.), consideran una amenaza a la hegemonía de sus líderes cuando se plantea que funcionen como agentes de cambio para desatorar el desarrollo de sus membresías. Capitulo aparte merecen los gritos, denuncias y las predicas de agencias sociales poderosas como la iglesia católica y otras, las centrales sindicales, la policía hasta recientemente y los programas de servicio social obligatorio. Todas estas agencias sociales que deberían propiciar, cuando menos, la salida de aquellos quienes influyen de una situación de pasividad asustada claramente prefieren conservar su posición de predominio que sus agentes de cambio.

UN ABORDAJE TERAPEUTICO GENERAL

Imaginaremos ahora nuestra disposición y entusiasmo para proponer soluciones a esta colección de actitudes conservadoras que impiden el cambio que perpetua la victimización de los sujetos, y que transforman las ayudas recibidas en derechos inalienables, que distorsionan la visión social de tal modo que los que pueden dar se conviertan en los villanos sociales que oprimen a los pobres pedigüeños. Generalmente, así como no hay consciencia de enfermedad, cualquier pregunta acerca de lo que el receptor contribuirá (esfuerzo, búsqueda de empleo, capacitación o abandono de adicciones) convierte al donante, persona o institución en un perseguidor injusto del que hay que huir. La mayor parte de los esfuerzos institucionales públicos o privados se convierten rápidamente en “ayudas a las que tienen derecho los pobres” y las expectativas grupales son que se otorguen permanentemente.

El propósito de realizar un diagnóstico psicodinámico que explique las estructuras mentales y los síntomas que se derivan de la falta de un funcionamiento adecuado es configurar un punto de partida para planear, iniciar, continuar y evaluar un plan terapéutico que lleve al paciente al cambio benéfico, a la ampliación de sus funciones mentales y a la reanudación saludable de su proceso del desarrollo. Cuando abordamos a lo pacientes que no se percatan de que su desarrollo se ha detenido, las acciones terapéuticas tendrán que ser claras y concretas para plantear las metas inmediatas de la reanudación del desarrollo.

Esto particulariza de tal manera la interacción terapeuta- paciente, que no es posible que las acciones colectivas produzcan los resultados deseados. Se tiene que establecer un programa particular para cada desarrollo individual, de modo que el terapeuta y el paciente puedan convenir en las primeras metas a cumplir como condición de una ayuda continuada. Desde luego, la ayuda continuada siempre tendrá más que ver con el encaminarse hacia la autonomía que con recibir ayuda monetaria o en especie.

Frente a esta problemática, entonces, lo primero que hay que considerar es la imposibilidad de que haya remedios colectivos a problemas individuales. Cada persona, quizás acompañada de su familia nuclear, tiene una visión de sí mismo que abarca sus capacidades y sus limitaciones, cada una de ellas cargada emocionalmente con los significados que le dictan su historia y sus experiencias. El diálogo que se puede establecer con estas personas tiene que ser a partir del conocimiento de esta imagen de sí mismo, para poder encontrar acciones inmediatas que puedan mejorar sus situación ( la del receptor ) por medio de su propio esfuerzo y acciones, que serán monitoreadas en el corto plazo para que la ayuda ofrecida pueda ser continuada. Cuando resulta claro que el esfuerzo se realiza y se cumplen las metas convenidas, se seguiría proporcionando la ayuda y monitoreando los resultados.

Cuando no hay resultados, se debe considerar la utilización de esos recursos con personas y/o familias que sí tengan la posibilidad de hacer su parte.

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1 “Los clientes de la estupidez” En: Una Voz. Edición del Autor, 2004.
“El México Enfermo” En: Homofragil.com, Junio 2011.

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