HOMOFRAGILIS: UN LLAMADO A LA ACCION

Posted by Eduardo Dallal at 13:31 0 comments
Durante los últimos sexenios, se han ido agudizando las críticas de muchas fuentes acerca de “la pobre calidad de la educación en nuestro país”, expresión que cotidianamente se usa en diversos contextos para dizque protestar, asignar culpas, demandar soluciones, demonizar a personas y a grupos, sin que finalmente se logre nada. Por el lado oficial, han ido surgiendo programas, excusas, cambios de sistema, premios a los altos promedios, becas y hasta declaraciones mentirosas de que la educación en México esta mejorando.
Este remolino oculta la verdad, y la transforma en una bolita que todos tratan de esconder para acusar al de enfrente de que no está haciendo lo que le corresponde. Los ejemplos abundan:
Los maestros se pronuncian con frecuencia para llamar la atención hacia los procedimientos autoritarios de las autoridades estatales y federales que los tienen en la miseria, pero hacen plantones de protesta de semanas y meses, bien financiados para viajar, sin miedo de quedarse sin el pan de su familia y con muchas comodidades que ni en su casa…
La SEP cita a múltiples autoridades académicas de México y del extranjero para demostrar que su infatigable labor, y la de los maestros, por supuesto, nos tiene a la vanguardia en el mejoramiento de los estudiantes, o repiten sin descanso el coro de la “carrera magisterial” que no sustituye las palancas y las componendas que se usan para trabajar lo menos posible, y pintan un panorama optimista con el sistema de las competencias (la teoría de la moda, traída de Inglaterra), mientras demonizan a sus críticos.
La inefable y respetuosa jerarquía católica, que habla con la lengua dividida al decir que no quiere cambios en la constitución de este país, “pero que si el pueblo pide educación religiosa, el gobierno debe proveerla”. Tienen razón, las leyes en México son la pelota en el deporte más popular: hacer que no cuenten para mí. Al fin ni se dan cuenta los fieles de que los estamos engañando con más atole con el dedo…….
Lo mismo hacen los pandilleros metidos a políticos: ni siquiera se dan cuenta de que las contradicciones tontas, que resultan ser sus declaraciones, se noten, pues dicen lo mismo que hace 15 ó 20 años a favor de la educación, pero poco aportan efectivamente. Los aparatos partidistas se parecen mucho a las pandillas del “crimen organizado”, o ¿no se nota?
Por su parte, las instituciones educativas públicas y privadas se apartan de ver los problemas graves de los malos resultados en la educación básica, pero la modifican poco, no dejan de orientar a la población hacia las licenciaturas como si fueran seguro de empleo, mientras la educación media superior con su gran surtido de oficios técnicos se queda estática, poco práctica y sin recursos para evitar que existan siete millones de “ninis”, los que ni estudian ni trabajan, y nos quedamos sin el concurso suficiente de las carreras técnicas tomadas en serio.
Todos estos temas se tratan y se les da vueltas como si sus contenidos fueran “la mera verdá”. No hay mucha producción de opiniones, y menos de proyectos, que comiencen con un planteamiento verdadero de lo que sucede entre los mexicanos, que nos tiene ciegos ante un mundo que ya nos lleva decenios de ventaja en el desarrollo de poblaciones dinámicas que sí son capaces de ir modificando los movimientos sociales hacia el destino de autonomía, competencia (la de de veras, la de ser competente y competir, como los ingleses),la creatividad y la fuerza que lleva a las comunidades al cambio de vida que no repite la historia, sino que la mueve, la crea cada día.
Pero entonces, ¿dónde está la clave del problema? ¿De qué estamos hablando cuando mencionamos siquiera “el problema educativo de México”? ¿Por dónde comenzamos a enfrentarlo con verdad y conocimiento? ¿Acaso el gobierno, la Iglesia Católica, las escuelas públicas y privadas, los políticos, los maestros y sus lideres no saben lo que están haciendo?
Por supuesto que no. No sólo no se aborda el problema en su origen real sino que se transfiere, se convierte en pelotita y se pasa al que se deje pescar como responsable mientras inventa la manera de pasarle el problemita a otro.
Para comenzar, estamos hablando de educación, el proceso que lleva a los niños, a los adolescentes y a los adultos (si, los adultos también aprenden), a la adquisición del conocimiento y a su aplicación en la solución de problemas, a la creatividad que cambia a la comunidad, y a la productividad que logra obtener satisfactores de diversos tipos para cada persona. Este proceso arranca del nacimiento, tiene etapas conocidas y es la responsabilidad primaria de quienes le dieron la vida al sujeto – los padres. Al provocar la gestación de un ser humano nuevo, adquieren la responsabilidad de convertirse en las figuras que proveen alimento, protección, estímulos para el desarrollo, modelos para que el mismo desarrollo se dé, y todo un mundo que va a ser asimilado, introyectado y que vivirá en el interior de ése ser humano como la base y esquema de su vida, de su seguridad y de su visión del mundo.
Estas experiencias, personas y eventos de los primeros años de vida son tan importantes que se convierten en las maneras que tendrá ése niño o niña de adquirir una identidad, un estilo de relacionarse con el mundo y con cada uno de los sujetos con los que se encuentre. Esta etapa define, junto con su temperamento innato, su nivel de actividad, su búsqueda de conocimientos y experiencias, la facilitación o no de la adquisición de conocimientos y, junto con todo ello, la capacidad de buscar conocimientos, usarlos para resolver la vida y ser capaz de crear cosas nuevas cada día, de expresar lo que se siente y de buscar cambiar lo que lo detiene o estorba.
Si usamos nuestra imaginación, podemos ver fácilmente cómo, aun los viejos, llevamos todavía las formas de vivir que nos enseñaron esos primeros años. Si usamos la memoria, podemos recordar las experiencias que nos han sacado de una etapa y nos han llevado a la siguiente, lo que hemos sentido al lograrlo, la fuerza que tenemos para continuar a una nueva porque así lo decidimos en el ejercicio de nuestra autonomía, de nuestra libertad de ser.
Cuando se crece en medio de temores, ignorancia y sometimiento, los movimientos naturales hacia la autonomía creativa y responsable se ven impedidos, se aprende a dejar que sean otros los que resuelven, a no pensar, ni luchar, ni cuestionar si me dicen la verdad o no. Así, vamos dejando que sean otros los que determinan lo que compramos, lo que pensamos, lo que debemos obedecer, etc. Sin embargo, los mexicanos somos prontos para la transa, la excepción, la palanca o el descuento. Creemos los cuentos de hadas de los políticos, de los curas, de las campañas de ventas o de las limosnas, y tratamos de que todo ello se convierta en derecho, en ley que obliga a otro a que me dé algo sin trabajar, que me siga teniendo como pobre y como usufructuario de sus culpas.
¿Cuál es, entonces, la función de las instituciones educativas en esta olla de confusiones? ¿Cuáles son los instrumentos y los ejemplos de lo que sí se puede hacer para que la educación sea real, y lleve a los individuos a un desarrollo sano, y a las comunidades a salir del marasmo?
Dicho de manera simple, los papás y las mamás lo determinan. Las escuelas seguirán siendo buenas y malas, dependiendo de si son para educar o para lucrar, si abren los horizontes del conocimiento o insisten en una visión tubular que perpetúe la pobreza y el sometimiento. Los gobiernos seguirán siendo inútiles agujeros donde viven los que se roban nuestros dineros, o podrán responder si continuamos presionando, votando con “equis grandotas”. Las instituciones se seguirán defendiendo contra el cambio. Somos las personas, una por una, familia por familia, en pequeños grupos, los que luchamos por dar a los hijos un horizonte de verdad, una oportunidad de crecimiento real, creativo y funcionante. Esta responsabilidad no se transfiere: aun sin darnos cuenta, seguimos transmitiendo mensaje y ofreciendo modelos de cómo ser, de cuál es nuestro plan de vida, de cómo funcionamos solos, en familia, en grupo o en comunidad, independientemente de los “rollos” que decimos, o las mentiras que apoyamos.
Lo que hay en el entorno, bueno y malo, es un material para construir a la persona humana. Esta construcción se realiza a partir de la relación más temprana, que es la del bebé con su madre y con su padre, mediante la percepción detallada y repetida, que se va ofreciendo sin que medien las palabras, sino a través de acciones y reacciones, actitudes y maneras de resolver la vida. Si no tomamos en cuenta estos aprendizajes, los “sermones” de las mamás y los papás son percibidos como lo que son: los “rollos” detrás de los cuales se da la verdadera educación.
Podemos hacer muchos análisis pedagógicos sesudos y sofisticados, pero al final del día la educación proviene de los padres, de las figuras reales y constantes. Lo demás se compra con los impuestos o con colegiaturas, pero no suple la responsabilidad real de los padres frente a sus hijos. También podemos quejarnos de la “maestra” y de los “maestros”, pero no olvidemos que los papás y las mamás son los que enseñan a someterse quejumbrosos o bien a superarse con los recursos propios.
Posted by Eduardo Dallal at 12:59 0 comments
Durante las ultimas décadas, ha habido periodos largos en los que se ha incluido una visión científica del desarrollo psicológico del ser humano, ciertamente en la preparación de los paidopsiquiatras, en el programa académico de los pediatras y, con alguna frecuencia, en los programas académicos de los educadores y profesores de primaria. Esta inclusión de conceptos secuenciales del proceso del desarrollo no ha sido constante ni pareja, ya que depende de otras áreas del conocimiento que han ido cambiando de tal manera que el contenido acerca del desarrollo psicológico de la personalidad, o se pierde, o se módica.
Como vivimos en un país que muestra a cada paso y en muchos ámbitos dificultades serias para el progreso del desarrollo de su población hacia metas de autonomía y del ejercicio vital de sus capacidades, una de las necesidades perentorias en todas nuestras comunidades es la de hacer conciencia de esta problemática de inmadurez ignorante para que se pueda movilizar cada individuo, cada familia y cada comunidad hacia una dinámica nueva de maduración emocional y desarrollo de capacidades. Hemos fundamentado en otros trabajos como una gran mayoría de la población de México vive en un sistema medieval de organización social, caracterizado por la existencia de una clase dominante sin cortapisas, (dinero, poder, impunidad), a la que se le agrega una serie de pandillas que pueden llamarse “Partidos Políticos” o “Carteles”, frecuentemente con funciones mixtas o intercambiables; esto hace que el grueso de la población se encuentre inerme ante el ejercicio del poder y las maniobras para conservarlo.
Si consideramos que esta situación social lleva siglos de establecida, debemos señalar que se trata de conglomerados humanos dependientes, acostumbrados a recibir dadivas y a ser explotados, sin la visión clara de cuales son sus posibilidades de crecimiento y con el temor irracional al cambio, que los mantiene en una situación de pasividad, de falta de iniciativas, de apertura a salir del rol asignado y temiendo siempre a perder las “ayudas” que de forma viciada se van transformando en “derechas” que el populismo reinante admite, usa y explota. No existe, en los programas de ayuda, ni el componente programado del seguimiento en términos del desarrollo, ni la búsqueda de la realización seria de las posibilidades y recursos personales de quienes reciben estos beneficios.
Este contrato social de hecho se traduce, a pesar de muchos esfuerzos, en una basta ignorancia acerca de los procesos del desarrollo, si a esto agregamos las fluctuaciones en los programas académicos de médicos pediatras y maestros, el resultado es que los instrumentos, que podríamos tener para buscar un cambio en la conducta social están bloqueados por la ignorancia, favorecidos por la corrupción y explotados por quienes buscan o ejercen el poder mientras la población en general sigue temiendo el cambio, defendiendo las limosnas que recibe sin la conciencia critica que se permita cuestionar una situación de hechos.
Las instituciones gubernamentales, los programas asistenciales y de salud, los cacareados proyectos de asistencia social del sector privado y las agrupaciones que predican el cambio, no incluyen en su visión del universo en que trabajan la inclusión de información, explicación, persuasión y seguimiento del ejercicio de la responsabilidad que tiene cada persona por si misma. Las agrupaciones oficiales y privadas que incluyen en la definición de sus funciones el mejoramiento de sus agremiados (asociaciones, sindicatos, etc.), consideran una amenaza a la hegemonía de sus líderes cuando se plantea que funcionen como agentes de cambio para desatorar el desarrollo de sus membresías. Capitulo aparte merecen los gritos, denuncias y las predicas de agencias sociales poderosas como la iglesia católica y otras, las centrales sindicales, la policía hasta recientemente y los programas de servicio social obligatorio. Todas estas agencias sociales que deberían propiciar, cuando menos, la salida de aquellos quienes influyen de una situación de pasividad asustada claramente prefieren conservar su posición de predominio que sus agentes de cambio.
UN ABORDAJE TERAPEUTICO GENERAL
Imaginaremos ahora nuestra disposición y entusiasmo para proponer soluciones a esta colección de actitudes conservadoras que impiden el cambio que perpetua la victimización de los sujetos, y que transforman las ayudas recibidas en derechos inalienables, que distorsionan la visión social de tal modo que los que pueden dar se conviertan en los villanos sociales que oprimen a los pobres pedigüeños. Generalmente, así como no hay consciencia de enfermedad, cualquier pregunta acerca de lo que el receptor contribuirá (esfuerzo, búsqueda de empleo, capacitación o abandono de adicciones) convierte al donante, persona o institución en un perseguidor injusto del que hay que huir. La mayor parte de los esfuerzos institucionales públicos o privados se convierten rápidamente en “ayudas a las que tienen derecho los pobres” y las expectativas grupales son que se otorguen permanentemente.
El propósito de realizar un diagnóstico psicodinámico que explique las estructuras mentales y los síntomas que se derivan de la falta de un funcionamiento adecuado es configurar un punto de partida para planear, iniciar, continuar y evaluar un plan terapéutico que lleve al paciente al cambio benéfico, a la ampliación de sus funciones mentales y a la reanudación saludable de su proceso del desarrollo. Cuando abordamos a lo pacientes que no se percatan de que su desarrollo se ha detenido, las acciones terapéuticas tendrán que ser claras y concretas para plantear las metas inmediatas de la reanudación del desarrollo.
Esto particulariza de tal manera la interacción terapeuta- paciente, que no es posible que las acciones colectivas produzcan los resultados deseados. Se tiene que establecer un programa particular para cada desarrollo individual, de modo que el terapeuta y el paciente puedan convenir en las primeras metas a cumplir como condición de una ayuda continuada. Desde luego, la ayuda continuada siempre tendrá más que ver con el encaminarse hacia la autonomía que con recibir ayuda monetaria o en especie.
Frente a esta problemática, entonces, lo primero que hay que considerar es la imposibilidad de que haya remedios colectivos a problemas individuales. Cada persona, quizás acompañada de su familia nuclear, tiene una visión de sí mismo que abarca sus capacidades y sus limitaciones, cada una de ellas cargada emocionalmente con los significados que le dictan su historia y sus experiencias. El diálogo que se puede establecer con estas personas tiene que ser a partir del conocimiento de esta imagen de sí mismo, para poder encontrar acciones inmediatas que puedan mejorar sus situación ( la del receptor ) por medio de su propio esfuerzo y acciones, que serán monitoreadas en el corto plazo para que la ayuda ofrecida pueda ser continuada. Cuando resulta claro que el esfuerzo se realiza y se cumplen las metas convenidas, se seguiría proporcionando la ayuda y monitoreando los resultados.
Cuando no hay resultados, se debe considerar la utilización de esos recursos con personas y/o familias que sí tengan la posibilidad de hacer su parte.
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1 “Los clientes de la estupidez” En: Una Voz. Edición del Autor, 2004.
“El México Enfermo” En: Homofragil.com, Junio 2011.
Posted by Eduardo Dallal at 11:47 0 comments
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